31 de enero de 2017
Subir el IVA e implantar el contrato único. Es la receta para
España del Fondo Monetario Internacional (FMI) para avanzar en el ajuste
fiscal “gradual” y reducir la “abultada” deuda pública.
La institución habla de “impresionante recuperación económica”, pero
insiste en realizar más ajustes y en la subida de otras tasas, como las
medioambientales.
El FMI ha ratificado sus últimas previsiones de crecimiento para la
economía española, que después de crecer un 3,2% en 2016, se expandirá a
un ritmo del 2,3% este año y del 2,1% en 2018, aunque ha advertido de
que los riesgos para estas perspectivas “se inclinan a la baja”,
principalmente por el impacto potencial de factores externos, incluyendo
el débil crecimiento de las economías desarrolladas, una significativa
desaceleración de los emergentes o la incertidumbre que rodea las
negociaciones sobre el Brexit y el auge del proteccionismo.
El Fondo plantea la necesidad de simplificar “el menú” de contratos a
disposición del empresario, al mismo tiempo que se reduce de forma
efectiva la brecha de protección a los distintos tipos de empleo. De
este modo, propone la introducción de un contrato único de duración
indefinida, cuya indemnización por despido se incremente gradualmente a
lo largo del tiempo y que podría coexistir con otros contratos que
darían respuesta a las necesidades específicas y costes de formación de
sectores con elevada temporalidad, como el turismo o la agricultura.
Como alternativa a este contrato único, el FMI plantea la
introducción gradual en el mercado laboral del modelo de mochila
austriaca, que permitiría a los trabajadores trasladar de un empleo a
otro los derechos de indemnización por despido independientemente de los
tipos de contrato bajo los que se preste servicio. También aboga por
reducir las incertidumbres administrativas y reclama simplificar las
causas de anulación de los despidos, algo que considera que actúa como
desincentivo de la contratación indefinida.
El FMI apuesta por priorizar las medidas de aumento de la recaudación
con menos efecto distorsionador, señalando en primer lugar el déficit
de tres puntos porcentuales de España en la recaudación por IVA respecto
a la media de la UE, lo que se explica en gran parte por las
excepciones y los efectos acogidos a un tratamiento preferencial.
Reducir esta brecha en la recaudación del IVA permitiría a España elevar
sus ingresos más de un 2% del PIB, unos 20.000 millones de euros, algo
que podría lograrse subiendo de forma gradual los tipos inferiores del
IVA en línea con las necesidades de consolidación a medio plazo.
En cuanto a la racionalización del gasto, la institución considera
que analizar las necesidades en áreas como educación y sanidad debe ser
una prioridad, apuntando que la introducción de copagos para los
servicios públicos salud, con excepciones o salvaguardas para los más
vulnerables, podría contribuir a la reducción de los costes fiscales.
Asimismo, la institución apunta que una mejor orientación de los
subsidios a la contratación, así como la racionalización de varios
incentivos a la contratación, que rebajaran la cuña fiscal para los
trabajadores más jóvenes y de menores ingresos, proporcionaría un
respaldo más eficaz a la generación de empleo para aquellos con mayores
dificultades para incorporarse al mercado laboral.
Según el Fondo, España ha cumplido con suficiencia el objetivo de
déficit del 4,6% del PIB pactado con Bruselas para 2016 y es factible
que logre cumplir también la meta del 3,1% prevista para este año sin
necesidad de ajustes adicionales en caso de materializarse el aumento de
recaudación previsto por el Gobierno gracias a las medidas planteadas
para 2017, aunque la institución echa en falta una estrategia “creíble”
de consolidación fiscal a medio plazo, para lo que recomienda subir el
IVA, así como los impuestos indirectos y medioambientales, además de
acometer una reforma de la financiación autonómica.
El FMI ratifica sus previsiones de crecimiento de la economía
española, pero advierte del efecto negativo que podrían producir el
menor empuje de las economías desarrolladas, la desaceleración de los
emergentes, el Brexit y el auge del proteccionismo
Según el FMI, el marco de financiación de las CCAA continuará
representando un riesgo para que se cumplan los objetivos de déficit en
ausencia de “reformas audaces”. Por ello, plantea la necesidad de
acometer reformas que aumenten la transparencia y eficacia, así como
para mejorar la capacidad de recaudación y elevar la rendición de
cuentas, además de mejorar el sistema intergubernamental de liquidación
de transferencias reduciendo las discrepancias de volumen y los plazos
entre pagos anticipados y derechos legales. Asimismo, propone eliminar
gradualmente el uso de mecanismos de liquidez para fines no relacionados
con emergencias.
Los últimos pronósticos para España de la institución dirigida por
Christine Lagarde, recogidos en el informe anual del FMI sobre la
economía española, prevén que el déficit del país cierre 2016 en el
4,5%, una décima menos que el objetivo pactado con Bruselas, mientras
que en 2017 alcanzará el 3,2%, frente a la meta del 3,1%, algo que la
jefa de la misión del FMI para España, Andrea Schaechter, atribuye en
gran medida al pronóstico de crecimiento ligeramente menos optimista de
la institución (2,3%) que el del Gobierno (2,5%).
“El ajuste es incompleto”
“El directorio ejecutivo saludó la impresionante recuperación
económica, fuerte creación de empleo y rápida corrección de los
desequilibrios de España”, señala la institución en su informe anual
sobre España, que ratifica las conclusiones preliminares de la misión
que visitó el país a finales de octubre y advierte de que “el ajuste es
incompleto”, mientras persisten debilidades estructurales como un
elevado desempleo y deuda pública, así como un débil incremento de la
productividad.
De este modo, a pesar de que España seguirá creciendo a mayor ritmo
que la zona euro durante los próximos años, el FMI augura que la
expansión del PIB en 2017 y 2018 se moderará en parte por la menor
contribución de elementos como la política monetaria y el precio del
crudo, además de un previsible, aunque moderado, endurecimiento de la
posición fiscal.
Las bondades de la moderación salarial
La moderación salarial alentada por la reforma del mercado laboral en
2012 evitó la pérdida de casi otro millón de empleos, una cifra
prácticamente equivalente a la de los puestos de trabajo generados por
la economía española entre 2014 y 2015, según la institución, que
insiste en la necesidad de no dar marcha atrás en las medidas ya
aplicadas y perseverar en la corrección de desequilibrios como la
dualidad del mercado de trabajo y las altas tasas de desempleo,
principalmente entre jóvenes y parados de larga duración.
Si una flexibilidad salarial similar a la apreciada tras la reforma
hubiese prevalecido entre 2008 y 2012, explica el FMI, “podría haberse
evitado” la pérdida de dos millones de empleos y el aumento de ocho
puntos porcentuales de la tasa de paro.
El FMI defiende que la evidencia empírica sugiere que la reforma del
mercado laboral “ha apoyado la moderación salarial y contribuido al
repunte de la creación de empleo”. Asimismo, considera que dicha reforma
ha estimulado la contratación al elevar la probabilidad de pasar del
paro a un empleo indefinido y reduciendo la probabilidad de despido de
los trabajadores con contrato temporal, aunque admite que su efecto
sobre la dualidad del mercado de trabajo ha sido marginal en el corto
plazo.
Y reconoce que gran parte de los nuevos empleos corresponde a
contratos temporales, cuya incidencia en el total de empleo se ha
mantenido sin cambios en torno al 25% desde 2008, una de las mayores
tasas de temporalidad de Europa.
EFE | Reuters
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